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Un filólogo habla del esperanto

de

Traducción: Diego Seguí (Hláford)
Mayo de 2001

 

Original (en inglés): A Philologist on Esperanto  

Como filólogo, y como cualquier filólogo debería hacerlo, me intereso por el movimiento de la lengua internacional, como fenómeno lingüístico importante y de interés, y siento simpatía por las pretensiones del esperanto en particular. No soy, de hecho, un esperantista, como en mi opinión debería serlo quien da un consejo al respecto, al menos hasta cierto punto. No puedo escribir ni hablar en esa lengua. La conozco, como diría un filólogo, por cuanto 25 años atrás (1) aprendí su gramática y estructura, y no las he olvidado, y en un tiempo leí bastante material escrito en ella; y dado que estoy entrenado en ese tipo de tarea, me siento competente como para tener una opinión acerca de sus defectos y excelencias. Siendo así, siento que no puedo hacer ninguna contribución útil, excepto como filólogo y crítico. Pero, precisamente, mi visión de la situación de la lengua internacional es que tales servicios, aunque buenos en teoría, no son requeridos por la práctica; de hecho, que ha llegado un tiempo en que el filólogo teórico se ha convertido en un estorbo y una molestia. Éste es justamente mi motivo de más peso para apoyar el esperanto. (2)

En conjunto, el esperanto me parece indudablemente superior a todos sus competidores actuales, pero creo que su principal apoyo reside en el hecho de que ya haya ganado el primer lugar, la mayor amplitud de aceptación práctica, y de que haya desarrollado la organización más avanzada. Más aún, está en la posición de una iglesia ortodoxa que se enfrenta no simplemente a no creyentes sino a cismáticos y herejes; situación que fue predicha por el filólogo. Pero una vez obtenido un cierto grado de simplicidad, internacionalidad, y (yo añadiría) individualidad y eufonía (que el esperanto ciertamente alcanza y supera) me parece obvio que el problema más importante a resolver por una futura lengua internacional es la propagación universal. Un instrumento inferior que tenga oportunidad de lograr esto será teóricamente cien veces más perfecto. La invención y el gusto lingüístico no son un fin en sí. La calidad de la invención en detalle tiene comparativamete poca importancia, más allá del mínimo necesario; y los teorizadores e inventores (a cuyo bando yo me uniría con gusto) simplemente retrasan el movimiento, si están dispuestos a sacrificar la unanimidad en aras del "mejoramiento".

En realidad, me parece que el mejoramiento técnico de la maquinaria, sea que apunte a una mayor simplicidad y claridad de la estructura, sea a una mayor internacionalidad, o a lo que sea, tiende (a juzgar por ejemplos recientes) a destruir el aspecto "humano" o estético del idioma inventado. Este aspecto, aparentemente no práctico, es en gran medida pasado por alto por los teorizadores; aunque me imagino que en realidad sí es práctico, y que en última instancia tendrá gran influencia en la cuestión principal de la aceptación universal. El n** (3), por ejemplo, es ingenioso, y más fácil que el esperanto, pero horrible (lleva escrito "producto de fábrica" por todas partes, o más bien "hecho con piezas de repuesto") y no hay en él atisbo de la individualidad, coherencia y belleza que aparecen en los grandes idiomas naturales, y en grado considerable (probablemente, en el mayor que es posible en idiomas artificiales) en el esperanto; una prueba del genio del autor original...

Mi consejo para todos aquellos que tienen el tiempo y la predisposición para ocuparse de la lengua internacional sería: "Apoyad al esperanto con lealtad".

--The British Esperantist, 1932


Notas editoriales:

(1) Esto habría dado a Tolkien 16 años de edad para la época en que estudió esperanto. Uno puede preguntarse cuánto influyó su estudio del esperanto en su interés por las lenguas inventadas, que más tarde llevaron directamente a El Hobbit y a El Señor de los Anillos.

(2) Tolkien quizás no sea del todo sincero aquí. Existe evidencia (específicamente, un libro de notas, en esperanto, escrito por Tolkien a los 17 años) en la Bodleian Library que indica que su conocimiento del esperanto y su interés por él eran, al menos durante parte de su vida, considerablemente superiores a lo que reconoce en este artículo. Véanse también sus comentarios en su ensayo posterior "Un vicio secreto".

(3) "n**" no se identifica más adelante, pero dado el tiempo de escritura podemos con alguna confiaza asumir que Tolkien se refería al novial de Otto Jespersen, publicado recientemente.


Este artículo ha aparecido en diversos lugares en los últimos años, incluyendo la red, en las páginas de esperanto usa. Fue copiado de las págs. 11-12 de Tolkien, J. R. R.: La Kunularo de l'Ringo. traducido por William Auld. Ekaterinburg: Sezonoj, 1995.

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