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Prólogo
(Preface)

Traducción: Diego Seguí (Hláford)
Marzo de 1999; revisado en Agosto/Septiembre de 2005


Hay en el Libro Rojo gran cantidad de poemas. Algunos de ellos se incluyeron en la narración de la Caída del Señor de los Anillos, o en los relatos y crónicas a ella añadidos; muchos más se hallan en hojas sueltas, mientras que unos cuantos están anotados descuidadamente en los márgenes y espacios en blanco. La mayoría de estos últimos carece de sentido, y ahora resultan ininteligibles incluso cuando es posible leerlos; o son sólo fragmentos recordados a medias. Los números 4, 11 y 13 fueron extraídos de dichos marginalia; aunque quizá el carácter de este grupo podría ilustrarse mejor con el garabato que se encuentra en la página que contiene el poema "Cuando el invierno comienza a morder":

Tanto revolotea al viento la veleta
que no puede tener aun erguida la cola;
tanto padece el frío la pobre gallineta
que no puede cascar una vil caracola.
"Mi situación es dura", gime la gallineta,
y "todo es vanidad" contesta la veleta;
y comienzan las dos su triste batahola.

La presente selección ha sido hecha sobre el conjunto de las piezas más antiguas, referidas en su mayoría a leyendas y bromas de la Comarca hacia el fin de la Tercera Edad; aparentemente compuestas por Hobbits, en particular por Bilbo y sus amigos, o por sus descendientes inmediatos. Sin embargo, rara vez hay indicación de quién es el autor. Se advierte que los poemas no incluidos en la narración fueron escritos por diversas manos, y probablemente provienen de la tradición oral.

En el Libro Rojo se dice que el nº 5 es obra de Bilbo, y el nº 7 de Sam Gamyi. El nº 8 está señalado SG, y la atribución puede aceptarse como válida. El nº 12 también dice SG, aunque Sam puede a lo sumo haber retocado una pieza más antigua de los bestiarios tradicionales que parecen haber agradado a los Hobbits. En El Señor de los Anillos, Sam asegura que el nº 10 era tradicional en la Comarca.

El nº 3 es un ejemplo de otro tipo de poema que, al parecer, causaba gracia a los Hobbits: un relato rimado que regresa al comienzo, y que por lo tanto puede ser recitado hasta la exasperación (del oyente). Se encuentran varios ejemplos en el Libro Rojo, pero los demás resultan simples o inmaduros. Con mucho, el nº 3 es el más largo y elaborado. Evidentemente, es obra de Bilbo. Ello está indicado por su obvia relación con el largo poema recitado por el mismo Bilbo, como obra propia, en la casa de Elrond. Siendo en su origen una "rima sin sentido", en la versión de Rivendel se encuentra transformado, y aplicado, de un modo algo incongruente, a las leyendas alto-élficas y númenóreanas de Eärendil. Probablemente sea porque Bilbo había inventado sus esquemas métricos, y estaba orgulloso de ellos. Estos esquemas no aparecen en otras obras del Libro Rojo. La versión más antigua, que es la reproducida aquí, debe pertenecer a los primeros tiempos después de que Bilbo regresara de su viaje. Aunque se advierte la influencia de las tradiciones élficas, éstas no están tratadas con seriedad, y los nombres utilizados (Derrilyn, Thelamía, Belmaría, Aerie) son simples inventos al estilo élfico, pero de ningún modo son élficos.

En otras piezas se nota la influencia de los sucesos acaecidos al final de la Tercera Edad, así como también la ampliación de los horizontes de la Comarca producto del contacto con Rivendel y Gondor. Tanto el nº 6 (aunque aquí esté ubicado junto al poema del Hombre de la Luna compuesto por Bilbo) como el último (nº 16) deben tener su origen último en Gondor. Evidentemente, se basan en tradiciones de los Hombres, en tanto que habitantes de las costas y familiarizados con los ríos que desembocan en el Mar. De hecho, el nº 6 menciona Belfalas (la ventosa bahía de Bel), y la Atalaya Marina, Tirith Aear, de Dol Amroth. El nº 16 menciona los Siete Ríos1 que desembocan en el Mar en el Reino del Sur, y contiene un nombre en la lengua de Gondor, en su forma alto-élfica: Fíriel, mujer mortal2. En Playa Larga y en Dol Amroth hubo muchas tradiciones acerca de las antiguas moradas de los Elfos y acerca del puerto en la boca del Morthond desde el cual navegaban los "barcos hacia el Oeste", en una época tan lejana como la de la caída de Eregion en la Segunda Edad. Estas dos obras, por lo tanto, son reelaboraciones de material del Sur, aunque el material pueda haber llegado hasta Bilbo a través de Rivendel. El nº 14 también depende de la tradición de Rivendel, élfica o númenóreana, referida a los días heroicos a fines de la Primera Edad; parece contener ecos del relato númenóreano de Túrin y Mîm el Enano.

Los números 1 y 2 evidentemente provienen de Los Gamos. Demuestran un conocimiento de ese país, y también del Valle, el valle boscoso del Tornasauce3, que difícilmente tuviera un Hobbit que viviera al oeste de Marjala. También demuestra que los habitantes de Los Gamos conocían a Bombadil4, aunque sin duda entendían tan poco sus poderes como la gente de la Comarca los de Gandalf: ambos eran considerados personajes benévolos, quizá misteriosos e impredecibles, pero aun así cómicos. El poema nº 1 es más antiguo, y está compuesto de diferentes versiones de leyendas relacionadas con Bombadil que circulaban entre los Hobbits. El nº 2 usa tradiciones similares, pero el humor de Tom se transforma aquí en burla hacia sus amigos, que lo tratan de una manera divertida (aunque teñida con algo de miedo); pero probablemente fue compuesta en una época muy posterior, después de la visita de Frodo y sus compañeros a la casa de Bombadil.

Los versos aquí presentados, de origen hobbit, gustan de las palabras extrañas, y de los trucos métricos y de rima; en su ingenuidad, los Hobbits evidentemente consideraban estas cosas como virtudes o gracias, aunque indudablemente se trata de meras imitaciones de prácticas élficas. También son (al menos en su superficie) livianos y frívolos, aunque a veces dejan la incómoda sospecha de que allí hay algo más de lo que se ofrece a simple vista. El nº 15, cuyo origen es innegablemente hobbit, es una excepción. Es la pieza más tardía, y pertenece a la Cuarta Edad; pero se lo incluye aquí porque alguien anotó en su encabezamiento "El Ensueño de Frodo". Esto es digno de mención, y, pese a que es poco probable que el poema haya sido escrito por Frodo mismo, el título muestra que se lo asoció con los sueños de oscuridad y desesperación que lo visitaron en marzo y octubre durante sus últimos tres años. Pero había de hecho otras tradiciones referidas a Hobbits que fueron atacados por esta "locura de aventuras"; y, si alguna vez regresaban, se volvían misteriosos e intratables. El pensamiento del Mar nunca dejaba de estar presente en el trasfondo de la imaginación hobbit; pero el sentimiento que prevalecía en la Comarca a fines de la Tercera Edad era de miedo y desconfianza hacia todo conocimiento élfico, y en verdad ese sentimiento no fue del todo erradicado por los sucesos y cambios con que terminó esa Edad.

*  *  *

1 Lefnui, Morthond-Kiril-Ringló, Gilrain-Sernui, y Anduin. (volver)

2 Este nombre perteneció a una princesa de Gondor, a través de quien Aragorn proclamaba descender de la línea meridional. También era el nombre de una hija de Elanor, hija a su vez de Sam; pero ese nombre, si es que está conectado con el poema, debe haberse derivado de él; no puede haber surgido en la Frontera del Oeste. (volver)

3 Grindmuro era un pequeño muelle sobre la ribera norte del Tornasauce; estaba fuera de la Cerca, y estaba bien protegido y vigilado por un grind o valla que se extendía incluso hasta el lecho del río. Espino (Colina del Zarzal) era un caserío ubicado sobre un terreno elevado tras el muelle, en una lengua de tierra estrecha, entre el fin de la Cerca Alta y el Brandivino. En Mithe, la desembocadura del Río de la Comarca, había un desembarcadero, desde el cual bajaba un sendero hacia Hoya del Bajo que seguía hacia el Pontón y pasaba por Junquera y Cepeda. (volver)

4 De hecho, probablemente fueron ellos mismos quienes le dieron ese nombre (es una forma típica de Los Gamos), que se debe haber añadido a los muchos que ya tenía. (volver)


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