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La organización militar de los territorios septentrionales de Gondor

por Etienne Aouzou de la Faculté des études elfiques
Versión original, en francés: L’organisation militaire des territoires septentrionaux du Gondor
Traducción: Ferdinand "Faegilnor" Tuk, de Númenor - Octubre 2001

Ante todo una aclaración del traductor. Si hubiera algún error, deberá achacarse a alguna equivocación mía al traducirlo.

En su máximo apogeo, Gondor se extendía al N hasta la ciudad de Tharbad, sobre el río Gwathló, el Limclaro, al S hasta los puertos de Umbar y al E hasta el mar de Rhûn. Para responder a los imperativos de defensa de tal espacio, había que utilizar diversos elementos militares con funciones que evolucionaron con el tiempo, paralelamente a la disponibilidad de soldados Dúnedain. Nos centraremos sobre las fronteras nordeste de Gondor, y a partir de un período relativamente tardío, tras las grandes conquistas. Es, efectivamente, en estas regiones nórdicas, alrededor del siglo XIII donde se perfila, bajo el devenir de los acontecimientos, una nueva organización militar. Las capacidades defensivas del Reino de Gondor fueron entonces dispuestas de manera que presagiaba el porvenir del país.

Una organización estructurada del Estado, de poderosos recursos militares y marítimos, permitió a los gondorianos, al cabo de los primeros milenios de la Tercera Edad, asegurarse el dominio de un territorio dilatado en extremo. Pero había que conservar el territorio conquistado. La fuerza militar fue la más interesada en ello. Mientras, para conocer los efectivos del ejército de Gondor en esta época, disponemos por ahora de un índice bastante fiable. En la expedición contra la Puerta Negra, la tropa comandada por Aragorn, fuerza de 7000 hombres, es comparada con añoranza con "la vanguardia de su ejército [de Gondor] en los tiempos de su mayor esplendor" (SA III, Libro V, cap. IX). Si por el término "vanguardia", entendemos (de acuerdo con el Larousse) "elemento de seguridad adelantado de una tropa en marcha, destacado delante para informar a la tropa y protegerla", se puede admitir razonablemente que el conjunto del ejército de Gondor contó, en su apogeo, hasta con 50000 hombres o más. Esta cifra es solamente una estimación, pero que tiene la virtud de dar una sensación de grandiosidad. Nada menos que 7000 hombres para vanguardia de un ejército de tipo medieval, es ya considerable. Aun debemos precisar que esa cifra de 50000 no es la totalidad de las disponibilidades militares del país. No se trata más que del ejército regular, la parte más móvil y más aguerrida de la fuerza gondoriana. Este ejército fue seguramente el primero en la Tierra Media en confeccionar formaciones militares capaces de combinar la maniobra y el choque, recogiendo la herencia númenóreana. Encontramos un ejemplo de estas capacidades en el relato "El desastre de los campos Gladios": "la dírnaith (...) era una formación en cuña, que se lanzaba desde una corta distancia sobre (...) una formación defensiva en campo abierto" (Cuentos Inconclusos, III, nota 16). Tal formación es propia exclusivamente de los ejércitos regulares compuestos por soldados con moral elevada y que han recibido un entrenamiento adecuado. Este tipo de formación asegura durante largo tiempo la superioridad táctica de los Dúnedain en la mayor parte de los campos de batalla de la T.M. Por consiguiente, durante mucho tiempo este ejército fue el instrumento principal de la expansión territorial de Gondor, hacia Rhovanion y el mar de Rhûn o el Harad.

Hasta el siglo XIII no hay nuevas preocupaciones de defensa en la política defensiva gondoriana. El ejército toma, por primera vez, parte en una guerra preventiva, contra los orientales en el 1248. Se pretende la alianza de los norteños de Rhovanion que, en lo sucesivo, van a jugar el papel de escudo del País de Piedra. Así se fortificó también por primera vez el curso del Anduin. Los Argonath fueron así erigidos bajo el reinado de Rómendacil II, hacia 1340. Podemos decir que es indicativo de este rey, tras su victoria sobre los orientales, que volviera a traer la frontera militar sobre el Anduin y no más hacia el este. No podía permitirse una ocupación militar de la gran llanura de Rhovanion. Es verdad que el espacio comprendido entre el S del oscuro Bosque Negro y de los Ered Lithui (Montes de Ceniza) no ofrecía ninguna protección natural. Para prevenir toda incursión en profundidad del enemigo, las zonas fortificadas y las guarniciones se multiplicaron al mismo tiempo que una cierta descentralización de la función defensiva era redirigida necesariamente, en base a la gran amenaza a detener y el espacio a cubrir. Así, en Anórien, las fortificaciones establecidas entre el bosque de Anwar (el bosque de Firien en El Señor...) el río Glanhir y el delta interior del Onodló fueron encargadas de supervisar las marchas septentrionales de la orilla derecha del Anduin, y estaban encargados a los aborígenes. La elaboración de un sistema de torres de vigilancia a lo largo de las Ered Nimrais, de Minas Tirith hasta Anwar, estaba destinada a enlazarlos con el poder central. Así era también en el límite oeste de Calenardhon, donde la defensa de los fuertes del frente del Isen fue encomendado a los jefes locales herederos. Esto se debía a la falta de medios y al alejamiento geográfico, se descubrieron peligrosos frentes en las voluntades separatistas de estos últimos. Pero es verdad que centró toda la atención de los Reyes, tras disponer a los Intendentes sobre la línea de defensa del Anduin, en detrimento de la del Isen. Calenardhon fue abandonado por falta de medios suficientes (sobre todo tras la Gran Peste), la mayor prioridad estaba así delimitada en el frente del Gran Río y en el frente sur-marítimo. Pero esta prioridad fue, mientras tanto, puesta a prueba en el corazón de la fuerza guerrera de Gondor, porque las fortificaciones de la ribera occidental del Anduin (los fuertes construidos al N de Sarn Gebir, los de Cair Andros y los de la banda de tierra del campo de Celebrant) destinadas a asegurar la defensa de los Meandros, fueron puestas a prueba durante la Paz Vigilante (2063-2460). Finalmente la venida de los Éothéod a Calenardhon en 2570 reactiva de forma satisfactoria y en un oportuno momento la frontera del Anduin, evitando a toda esta región escapar de la influencia de los Dúnedain. Economizando sus fuerzas, Gondor pudo dejar a otros la defensa de las fronteras septentrionales. La longitud de la frontera N-NE es así conferida a los Rohirrim que son ejemplo del estado de deterioro alcanzado por el sistema militar gondoriano en este lugar. Los Dúnedain no vacilaron, en esta ocasión, en deshacerse de la mayor parte del curso medio del Anduin, entre sus confluencias con el Limclaro al N y el Onodló al S. La presencia gondoriana en este lugar debió mostrar después de la Paz Vigilante graves signos de debilidad y tuvo que reconocer que la soberanía del País de Piedra sobre las regiones más nórdicas de Calenardhon pasó a ser meramente nominativa, como lo fue en un primer tiempo para Rohan, que no se aseguró el dominio de El Páramo (explanada situada entre el Anduin y el Onodló) hasta el reinado de Brego, sucesor de Eorl. Enseguida, la retirada de la guardia gondoriana de la colina de Anwar y su sustitución por una guardia de rohirrim del Folde Este (colina que se conocía como Halifirien, y el bosque de Firienholt sería conocido, en la Guerra del Anillo, como el bosque de Firien) y la autonomía que de hecho tenía la guarnición de Angrenost (la futura Orthanc) concluye con el abandono de Calenardhon. Sólo la internacionalización de la Gran Carretera del O atestiguaba aún el interés que tenía Minas Tirith por sus comunicaciones con las fronteras del Norte. Y, de hecho, la concentración entre los Dúnedain y los rohirrim fue, a menudo, fructífera y beneficiosa para las dos partes. Mientras, incluso con la llegada de los Éothéod que procura un avance y un nuevo apoyo a Gondor, la fisonomía de su estrategia defensiva no es modificada en absoluto. Esta llegada acelera, de hecho, el retroceso del área de influencia directa de Gondor y estimula la concentración de los principales medios de defensa sobre la base del valle del Anduin.



Ya desde el 2570, las grandes batallas de reconocimiento entre Gondor y sus enemigos venidos del E tuvieron lugar, esencialmente, en un radio máximo de 200 a 300 kilómetros más allá de la ribera occidental del Río Grande, distancia que debía cubrir el ejército de maniobra para alcanzar Dagorlad, Ithilien o el río Poros. Si por ventura el enemigo atravesaba el Anduin, las guarniciones de los fuertes debían retroceder lo suficiente esperando la llegada del ejército de maniobra. Había que evitar a toda costa una penetración más profunda en el territorio gondoriano, si se quería contraatacar de forma eficaz la invasión, es decir, con la perspectiva de verlo anexionado al Anduin. Conscientes del debilitamiento de sus elementos fortificados, Gondor estuvo a punto de perder la batalla del campo de Celebrant en el 2570. Después, incomprensiblemente, a partir de la 2ª mitad del tercer milenio, las reacciones militares se centraron en el área misma de seguridad del país. Ya en el 2475 Ithilien fue presa de la invasión y finalmente fue ocupada con éxito por los Uruks en el 2901. La pérdida de esta provincia ocasionó entonces un perjuicio considerable para Gondor, porque en adelante toda acción de envergadura al E del Anduin quedó prohibida a los Dúnedain, no teniendo más terreno sobre el que extenderse más allá del Río. La política militar de Minas Tirith pasó a ser puramente expectativa. Se nos dice que la isla de Cair Andros fue de nuevo fortificada y que en Ithilien algunas operaciones de hostigamiento eran aún posibles (desde el refugio de Henneth Annûn). Todas estas medidas atestiguaban una política de debilitamiento de las fuerzas, política que se ajustaba seguramente a la disminución de los campos de acción geopolítica del país y al declive inexorable del ejército de maniobra, como sueñan sus efectivos en la Guerra del Anillo. En este momento, las capacidades militares de los Dúnedain no podían permitirse sino con dificultad la salvaguarda del viejo núcleo gondoriano, entre las Ered Nimrais y el Anduin, cruel hecho que evoca Gandalf en estos términos: "Nuestra fuerza ha alcanzado apenas para contener la primera gran acometida. La próxima será más violenta. Esta es, por lo tanto, una guerra sin esperanza, como Denethor adivinó. La victoria no podrá conquistarse por las armas, ya no os mováis de aquí y soportéis un asedio tras otro, ya avancéis para ser aniquilados al otro lado del Río. Sólo os queda elegir entre dos males; y la prudencia aconsejaría reforzar las defensas, y esperar el ataque; así podréis prolongar un poco el tiempo que os resta" (SA III, libro V, Cap. IX ).

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