de
Traducción: Diego Seguí (Hláford), José Tarragó (Valnaur) y Lucía Adámoli (Elanor)
Agosto/Septiembre de 2005
Little Princess Mee
Lovely was she
As in elven-song is told:
She had pearls in hair
All threaded fair;
Of gossamer shot with gold
Was her kerchief made,
And a silver braid
Of stars above her throat.
Of moth-web light
All moonlit-white
She wore a woven coat,
And round her kirtle
Was bound a girdle
Sewn with diamond dew.
She walked by day
Under mantle grey
And hood of clouded blue;
But she went by night
All glittering bright
Under the starlit sky,
And her slippers frail
Of fishes' mail
Flashed as she went by
To her dancing-pool,
And on mirror cool
Of windless water played.
As a mist of light
In whirling flight
A glint like glass she made
Wherever her feet
Of silver fleet
Flicked the dancing-floor.
She looked on high
To the roofless sky
And she looked to the shadowy shore;
Then round she went,
And her eyes she bent
And saw beneath her go
A Princess Shee
As fair as Mee:
They were dancing toe to toe!
Shee was as light
As Mee, and as bright;
But Shee was, strange to tell,
Hanging down
With starry crown
Into a bottomless well!
Her gleaming eyes
In great surprise
Looked upon to the eyes of Mee:
A marvellous thing,
Head-down to swing
Above a starry sea!
Only their feet
Could ever meet;
For where the ways might lie
To find a land
Where they do not stand
But hang down in the sky
No one could tell
Nor learn in spell
In all the elven-lore.
So still on her own
An elf alone
Dancing as before
With pearls in hair
And kirtle fair
And slippers frail
Of fishes' mail went Mee:
Of fishes' mail
And slippers frail
And kirtle fair
With pearls in hair went Shee!
Era Mee, la Princesa,
adorable y pequeña;
así lo cantaban los elfos.
Su cabello adornaba
con perlas engarzadas;
de oro y fina seda, un pañuelo
lucía en la cabeza;
y una trenza de estrellas
plateadas su cuello envolvía.
Ligeras telarañas
formaban una capa
que en luz de luna refulgía,
y ceñía su talle
con gotas de diamante
como bañadas en rocío.
De día caminaba
envuelta en su gris capa
con capucha de azul sombrío;
mas de noche lucía
brillante y cristalina
bajo la bóveda de estrellas:
su calzado era tenue
como malla de peces
cuando pasaba entre centellas
a bailar a su lago,
y a su reflejo helado
de aguas quietas iba a jugar.
Cual luminosa niebla
volando y dando vueltas,
destellaba, como el cristal,
donde sus pies de plata
fugazmente rozaban,
ágiles, la pista de baile.
Miró arriba, hacia lo alto,
al cielo despejado
y a la oscura costa delante;
y girando de pronto
y bajando los ojos,
vio que iba a su par, allá abajo
una Princesa Shee
tan bella como Mee
¡y las dos, pie con pie, danzando!
Era Shee tan liviana
como Mee, iluminada;
pero ¡qué extraño!, estaba Shee
puesta al revés, inversa,
coronada de estrellas
en un hondo pozo sin fin.
Su brillante mirada
inmóvil contemplaba
los ojos de Mee con sorpresa,
¡era algo extraordinario,
andar cabeza abajo
moviéndose en un mar de estrellas!
Sus pies, únicamente,
se encontraban a veces;
pues dónde estarán los senderos
que llevan al lugar
donde de pie no están,
sino del revés, en el cielo,
nadie puede decirlo,
ni aprenderlo de hechizos
que los elfos puedan lanzar.
Así pues todavía
como entonces, hoy día,
una elfa baila en soledad;
perlas en el cabello,
y con su talle esbelto,
con sus zapatos tenues,
como malla de peces, Mee:
¡como malla de peces,
con sus zapatos tenues,
y con su talle esbelto,
perlas en el cabello, Shee!
Todo este ágil poema se centra en un simple juego de palabras sobre los nombres de los personajes: Mee y Shee suenan como Me y She ("Yo" y "Ella" en inglés): indudablemente, uno de los "trucos métricos y de rima" que para los Hobbits eran "virtudes o gracias" de la poesía, según el Prólogo; allí también coloca el autor "La Princesa Mee" en el grupo que describe así: "La mayoría de estos últimos carece de sentido, y ahora resultan ininteligibles incluso cuando es posible leerlos; o son sólo fragmentos recordados a medias".
En otras circunstancias podríamos recordar la fábula de Narciso:
EPITAFIO A NARCISO
(Diego Hurtado de Mendoza)Aquí está sepultado vuelto en flores
la flor que fruto alguno no ha llevado,
el más vano de vanos amadores,
Narciso, de sí mismo enamorado,
que huyendo, de soberbio, otros amores,
por sus amores loco fue acabado.
¿Oh tú, que estás mirando el monumento,
toma ya en su vida el escarmiento!Narciso es el mancebo enamorado de su propia imagen en el agua, que muere de tristeza o se suicida, y de cuya sangre brota la flor del narciso. Pero en el poema hobbit no está presente ninguno de los elementos románticos o trágicos del mito griego: Mee se deleita en la belleza del reflejo y del baile, y "todavía, como entonces, hoy día, una elfa baila en soledad". Cosa de elfos, seguramente.
El poema de Tolkien tuvo una versión muy anterior, llamada "The Princess Ni", publicada en Leeds University Verse 1914-1924 (Leeds, 1924). Sin haber visto esa versión, llama la atención que en el título el nombre de la protagonista sea Ni, con lo que se perdería el juego de palabras. ¿O no? En las lenguas inventadas por Tolkien, el pronombre de primera persona singular siempre estuvo relacionado con ni o formas semejantes; en PE14:52-3, por ejemplo, aparece ni- "yo" en una gramática qenya contemporánea de este poema, de la época en que Tolkien estuvo en Leeds.
Pero hemos consultado a los especialistas, y para nuestra decepción es improbable que en la primera versión existiera ese juego de palabras. Nos informa Anders Stenström que aquella versión, mucho más breve, "no está presente el motivo del espejo, y el supuesto juego de palabras no habría tenido mucho sentido". Stenström aventura que quizás se diera el camino inverso: al advertir Tolkien la semejanza entre el nombre de la protagonista y el pronombre, es posible que se le ocurriera la estructura más compleja del poema posterior. Por otra parte, el nombre correcto en aquél era Ní, con tilde perdida en el título (escrito con mayúsculas). Patrick Wynne, en nota al mismo mensaje, añade otra posibilidad: el Gnomish Lexicon (PE11:60) menciona una palabra qenya nî (probablemente "mujer"), de modo que al fin y al cabo sí podría haber un juego de palabras élfico en el primer poema, aunque no relacionado con pronombres.
La traducción
Éste fue el único poema del que se hizo una versión nueva para la publicación en 2005, ya que las dos existentes con anterioridad (reproducidas más adelante) no satisficieron a los selectores, puesto que ninguna mantenía a la vez isosilabia y rimas. Se optó por la alternancia de heptasílabos y eneasílabos, con rima asonante.
Nótese en el original que los últimos ocho versos, además de repetirse entre sí en orden invertido (se entiende que imitan el reflejo de la protagonista) y agregando al final del cuarto y el octavo went Mee/Shee, repiten también palabras o frases sueltas a lo largo del poema: pearls in hair está en 4, kirtle en 13, slippers frail en 22, y of fishes' mail en 23. La traducción modificó algunas frases en aras de la rima, aunque bien podría haber mantenido calzado tenue en vez de zapatos tenues.
Una sugerencia que se remonta al año 1999 y que no prosperó fue titular el poema como "La Princesa Yoaquí", siendo "Yoaquí" (o tal vez "Yoakí") y "Ellahí" los nombres de las protagonistas. Si hace falta explicarlo, el primero se compone de "yo" y "aquí" (con referencia al mundo que está por encima de la superficie del agua), y el segundo de "ella" y "ahí" (el mundo subacuático, cabeza abajo). Pero los traductores se resignaron a mantener el elemento no traducido de los pronombres.
Tolkien recitando
Otra vez, Tolkien grabó este poema, del que reproducimos aquí esta estrofa:
She looked on high
To the roofless sky,
And she looked to the shadowy shore;
Then round she went,
And her eyes she bent
And saw beneath her go
A Princess Shee
As fair as Mee:
They were dancing toe to toe!Las versiones anteriores
Como ya se dijo, la versión publicada en ATB fue precedida por otras dos, independientes entre sí, de las que sin mayor vergüenza saqueó ideas, rimas y vocablos que le pudieran servir. La primera fue obra de Pedro Rincón, rimada, y experimentando con mantener el número de acentos del original, sin prestar especial atención a la cantidad de sílabas (aunque abundan heptasílabos en los versos cortos y octosílabos en los largos):
La princesa Mee,
bella cual jazmín,
y así los elfos lo cantan:
en su cabellera
engarzaba perlas;
de hilo de oro y sutil gasa
era su pañuelo,
y de luceros
la trenza de plata al cuello.
Con las tenues alas
de falenas blancas
su manto entretejieron,
su brial ciñó
con un cinturón
con gemas enhebrado.
Por el día andaba
bajo gris capa
y capucha azul nublado;
pero al caer la tarde
corría radiante
bajo un cielo de estrellas,
sus chapines leves
de escamas de peces
brillaban en su carrera
a un remanso quieto
y en el frío espejo
del agua calma jugaba.
Cual bruma que brilla
y gira en su huida
cual cristal tintineaba
dondequiera
que cual plata ligera
sus pies rozaban la pista.
Miró hacia el cielo
en lo alto, sin techo,
y hacia la orilla sombría;
entonces giró
y los ojos volvióy bajo ella vio que estaba
la Princesa Shee
bella como Mee:
¡y pie sobre pie bailaban!
Brillante y ligera
como Mee, Shee era.
¡Pero Shee, caso asombroso,
toda coronada
de estrellas colgaba
en un pozo sin fondo!
Radiantes sus ojos
miraron los otros
inundados de sorpresa:
¡mecerse, oh milagro,
cabeza abajo
sobre un mar de estrellas!
Sus pies solamente
tocarse pueden.
Pues si existe la manera
que hallar permita
tierra que no pisan,
sino que del cielo cuelgan,
nadie lo ha dicho
ni hay un hechizo
en toda la élfica magia.
Así hasta ahora
una elfa sola
como antes danza.
¡En el pelo perlas
y túnica bella
y chapines leves
de escamas de peces fue Mee:
de escamas de peces
y chapines leves
y túnica bella
en el pelo perlas fue Shee!
La segunda versión se debió a Hláford Diego, y tuvo métrica rigurosa (heptasílabos y eneasílabos) pero no rima:
Era Mee, la princesa,
pequeña y adorable,
según los cantos de los elfos;
en el cabello, perlas
bellamente enhebradas;
pañuelo sobre su cabeza
hecho de gasa y oro;
y adornaba su cuello
con trenza de estrellas y plata.
Llevaba un chal tejido
con luz de telarañas
blanquísimo bajo la luna,
y en torno a la cintura
llevaba un ceñidor:
gotas de diamante y rocío.
De día caminaba
bajo su manto gris
y capucha de azul nublado;
pero al caer la noche
iba clara y brillante
debajo del cielo estrellado,
y sus zapatos frágiles
de malla de pescado
relucían, cuando pasaba
a bailar a su estanque;
y sobre el frío espejo
de aguas inmóviles jugaba.
Como niebla de luz
en vuelo giratorio
destellaba, como cristal,
dondequiera sus pies,
plata viva y veloz,
tocaban la pista de baile.
Miró a lo alto, hacia arriba,
hacia el cielo sin techo
y miró la costa sombría;
y dándose la vuelta
y bajando los ojosvio allá abajo, yendo a su par,
a la princesa Shee
tan bella como Mee
¡y las dos, pie con pie, danzaban!
Era Shee tan ligera
como Mee; tan brillante;
pero ¡qué extraño! estaba Shee
al revés, invertida,
con corona de estrellas
en un pozo sin fin ni fondo.
sus ojos relucientes
con sorpresa mayúscula
fijos en los ojos de Mee,
¡algo maravilloso,
andar cabeza abajo
moviéndose en un mar de estrellas!
Solamente sus pies
llegaban a encontrarse;
pues dónde estarán los caminos
para alcanzar la tierra
en que no están de pie
sino invertidos en el cielo
nadie puede decirlo,
ni aprenderlo en hechizos
de todo el saber de los elfos.
Así es que todavía
esta élfica doncella,
sola, va a bailar como entonces;
en el cabello perlas,
y un hermoso tocado,
y frágiles zapatos,
de malla de pescado, Mee:
de malla de pescado,
y frágiles zapatos,
y un hermoso tocado,
en el cabello perlas, Shee.
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