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de

Traducción: Alejandro Murgia (Bungo)
Febrero de 2001; revisado en Agosto/Septiembre de 2005


There is an inn, a merry old inn
        beneath an old grey hill,
And there they brew a beer so brown
That the Man in the Moon himself came down
        one night to drink his fill.

The ostler has a tipsy cat
        that plays a five-stringed fiddle;
And up and down he runs his bow,
Now squeaking high, now purring low,
        now sawing in the middle.

The landlord keeps a little dog
        that is mighty fond of jokes;
When there's good cheer among the guests,
He cocks an ear at all the jests
        and laughs until he chokes.

They also keep a hornéd cow
        as proud as any queen;
But music turns her head like ale,
And makes her wave her tufted tail
        and dance upon the green.

And O! the rows of silver dishes
        and the store of silver spoons!
For Sunday there's a special pair,
And these they polish up with care
        on Saturday afternoons.

The Man in the Moon was drinking deep,
        and the cat began to wail;
A dish and a spoon on the table danced,
The cow in the garden madly pranced,
        and the little dog chased his tail.

The Man in the Moon took another mug,
        and rolled beneath his chair;
And there he dozed and dreamed of ale,
Till in the sky the stars were pale,
        and dawn was in the air.

Then the ostler said to his tipsy cat:
        "The white horses of the Moon,
They neigh and champ their silver bits;
But their master's been and drowned his wits,
        and the Sun'll be rising soon!"

So the cat on his fiddle played hey-diddle-diddle,
        a jig that would wake the dead:
He squeaked and sawed and quickened the tune,
While the landlord shook the Man in the Moon:
        "It's after three!" he said.

They rolled the Man slowly up the hill
        and bundled him into the Moon,
While his horses galloped up in rear,
And the cow came capering like a deer,
        and a dish ran up with the spoon.

Now quicker the fiddle went deedle-dum-diddle;
        the dog began to roar,
The cow and the horses stood on their heads;
The guests all bounded from their beds
        and danced upon the floor.

With a ping and a pang the fiddle-strings broke!
        the cow jumped over the Moon,
And the little dog laughed to see such fun,
And the Saturday dish went off at a run
        with the silver Sunday spoon.

The round Moon rolled behind the hill,
        as the Sun raised up her head.
She hardly believed her fiery eyes;
For though it was day, to her suprise
        they all went back to bed.
                                         Existe un bar, un viejo bar
        detrás de un altozano,
donde hay cerveza tan oscura
que un día el Hombre de la Luna
        bajó a tomar un trago.

Allí hay un gato borrachín
        que en el violín es ducho.
Y su arco sube, y baja, y va
gimiendo aquí, siseando allá,
        chirriando cual serrucho.

El posadero tiene un perro
        amigo de las bromas.
Si cuenta un chiste algún cliente
alza la oreja y ríe fuerte
        y a veces se sofoca.

Y tiene una vaca con cuernos,
        altiva cual princesa,
que con la música enloquece,
agita el rabo y se estremece,
        mientras baila en la hierba.

Los platos, ¡oh!, de plata son,
        igual que las cucharas.
Para el domingo, un juego fino
la víspera, con todo mimo,
        se limpia y abrillanta.

Bebía el Hombre de la Luna,
        y ya maullaba el gato.
El perro el rabo se cazaba,
la vaca, loca, y la cuchara
        danzaba con el plato.

El Hombre un trago más tomó,
        rodando de la silla.
Durmió, y soñaba con cerveza.
Palidecieron las estrellas,
        el alba aparecía.

Le dijo al gato el postillón:
        "Relinchan muy ansiosos
los blancos potros de la Luna,
pues su amo ronca sin premura
        y el Sol saldrá bien pronto".

El gato, entonces, comenzó
        su música estridente,
chirriando y serruchando aprisa.
El dueño al Hombre sacudía:
        "¡Ya son las tres y veinte!"

Llevaron al Hombre a la Luna,
        subiendo la lomada.
Detrás, los potros galopando;
la vaca iba saltando; un plato
        huyó con la cuchara.

Pero el violín tocó más rápido,
        rugía el perro, andaban
vaca y potros patas arriba,
y del lecho todos salían
        a bailar a la sala.

¡Saltó la cuerda del violín!
        Reía el perro; un brinco
sobre la Luna dio la vaca;
con el plato huyó la cuchara
        de plata del domingo.

Así la Luna al fin partió
        y el Sol se alzó en el cielo.
Mas ¡qué sorpresa se llevó,
pues todos al salir el Sol
        a la cama se fueron!

Frodo canta esto en El Poney Pisador, en Bree (SA:1:IX:65); allí y en el Prólogo se afirma que es obra de Bilbo. Para nosotros hispanoparlantes, el Hombre de la Luna es en general un desconocido. La mayoría sólo sabrá de su existencia luego de leer sobre él en El Señor de los Anillos, si no nos hemos salteado las canciones, o tal vez en Roverandom, o en los Cuentos Perdidos. Para nosotros, en todos estos casos el Hombre bien podría haber sido un invento de J.R.R. Tolkien, y sólo nos llamaría la atención el que apareciera una y otra vez en entornos tan distintos.

Muy distinto es lo que percibirá el lector de cultura anglosajona: el Hombre de la Luna protagoniza rimas infantiles muy difundidas en el mundo de habla inglesa. El lector se encuentra con un viejo conocido, aunque oye y lee sucesos que no conocía o de los que las canciones infantiles no llegan a dar más que algunos datos vagos. Lo que hace Tolkien es rescatar los elementos de la tradición, darles un contexto, y armar con ellos una historia coherente, de la que las rimas de hoy no serían más que un resto desgastado por los siglos. A eso se refiere el narrador de La Comunidad del Anillo, cuando dice: “Hoy, en general, sólo se recuerdan unas pocas palabras”.

Pero curiosamente las “pocas palabras” a las que alude este poema no son precisamente de las que integran el grupo de rimas en torno al Hombre de la Luna. Se trata de una canción independiente, de la que damos a continuación una de las versiones más conocidas:

      Hey diddle diddle,
      The cat and the fiddle
The cow jumped over the Moon;
      The little dog laughed
      to see such sport,
And the dish ran away with the spoon.
      A la jiga-jiga,
      el gato y el violín,
la vaca saltó sobre la Luna;
      el perrito reía
      viendo tales sucesos,
y el plato huyó con la cuchara.

¿Cómo puede una vaca saltar por encima de la Luna, que está en el cielo? ¿Un gato puede tocar el violín? ¿Por qué se ríe el perro? ¿Qué plato y qué cuchara? A todo eso responde el poema de Tolkien. La Luna es un carro, que ha bajado a la Tierra para que su conductor pueda echar un trago en la taberna; por ello el salto de la vaca sigue siendo difícil pero ya no imposible, si se dan las condiciones necesarias: el rumiante enloquece y cabriolea con la música del gato que, efectivamente, toca un violín, de cinco cuerdas para más datos, y en esa noche especial lo hizo sonar de un modo especial; el perro es de natural risueño, especialmente con las bromas de los clientes del mesón; la vajilla es por supuesto la de la posada: de plata, y hay un juego especial para el domingo.

Lo que nadie había dicho, aunque no es tan difícil adivinarlo, es que el conductor del carro de la Luna es el Hombre de la Luna (¿quién, si no?). Así Tolkien liga creativamente esta canción infantil con las tradiciones del Hombre. En cambio, en el siguiente poema El Hombre de la Luna descendió con premura partirá de versos que desde el principio pertenecieron al personaje en la tradición inglesa.

Un artículo imprescindible para estudiar la tradición del Hombre de la Luna y su inserción en la obra de Tolkien es “The Man in the Moon: Structural Depth in Tolkien”, de Thomas Honegger, en Root and Branch – Approaches towards Understanding Tolkien (Walking Tree Publishers, Zurich and Berne 1999, Cormarë Series #2). De más está decir que sin demasiada vergüenza hemos saqueado su despensa para la elaboración de estas notas. Honegger estudia la figura y sus atributos desde las más tempranas fuentes medievales, con las alegorías que se le han aplicado, su recepción a partir del Renacimiento, la tradición moderna y contemporánea, hasta recreaciones como la siguiente:

“Atento Houston, al parecer la vaca no logró saltar finalmente por sobre la Luna...”

Y, por supuesto, se estudian en detalle las apariciones del Hombre de la Luna (o similares) en Tolkien, para llegar a conclusiones sobre los distintos niveles (desde el Mito hasta los Cuentos de Hadas) en que aparece el Hombre, tanto en las tradiciones europeas como en la ficción tolkieniana.

La primera versión de este poema se publicó bajo el título de “The Cat and the Fiddle: A Nursery Rhyme Undone and its Scandalous Secret Unlocked” (“El gato y el violín: canción infantil arruinada, y su escandaloso secreto revelado”), en Yorkshire Poetry, Leeds, vol. 2, no. 19 (octubre/noviembre de 1923), páginas 1-3. Puede leerse en El Retorno de la Sombra, págs. 186-188, y vale la pena notar el subtítulo de 1923 hace referencia directa a la canción infantil. Comparada aquélla con la versión que se da en La Comunidad del Anillo, o con la que se ofrece en Las Aventuras..., se puede observar que las variantes inglesas no difieren mucho unas de otras.

El poema de Tolkien en inglés contiene los versos de la canción, o similares: So the cat on his fiddle played hey-diddle-diddle, o And the little dog laughed to see such fun, etc. Cabe incluso la posibilidad de que los versos sean idénticos a los de alguna versión conocida por él, no recogida en las recopilaciones.

Por supuesto, Tolkien mantiene una métrica similar a los versos del original, aunque los que presentamos más arriba como dos versos de dos acentos en la canción infantil (The little dog laughed / to see such sport) corresponden a uno de cuatro en el poema. Veamos el ritmo que Tolkien mismo da a una de las estrofas que contienen más elementos de la rima infantil:

With a ping and a pong the fiddle-strings broke!
      the cow jumped over the Moon,
And the little dog laughed to see such fun,
And the Saturday dish went off at a run
      with the silver Sunday spoon.

Sobre “un brinco / sobre la Luna dio la vaca” (de hecho, uno de los versos de la canción original) y la pirueta que realiza Frodo en El Poney Pisador, con resultados casi desastrosos, véase la curiosa variación en El Troll de piedra.

Traducción

La versión publicada en Las Aventuras... recibió de su traductor el subtítulo de “versión acentual”: casi todos los versos, además de medir rigurosamente 9 y 7 sílabas, tienen sus acentos en sílabas pares. El efecto imita los tetrámetros y trímetros yámbicos de otros poemas como La novia-sombra, aunque el original de este “El Hombre de la Luna” en particular, si bien contiene muchos versos de ese tipo, no se ajusta exactamente al esquema. Tal cosa sucede especialmente cuando debe incorporar nombres o segmentos de la canción infantil que no pueden analizarse como series yámbicas: la frase a DISH ran UP with a SPOON, o el nombre the MAN in the MOON.

En la octava estrofa de la traducción se traduce their master’s been and drowned his wits de modo bastante poco literal: su amo ronca sin premura. La idea es aproximadamente la misma (el Hombre de la Luna está durmiendo la mona), pero no nos cabe duda de que Bungo el Traductor eligió la expresión para que concordase con el título castellano del poema siguiente: “El Hombre de la Luna descendió con premura”. Agradecémosselo (¿se dirá así?).

The round Moon rolled behind the hill,
      as the Sun raised up her head.
She hardly believed her fiery eyes;
For though it was day, to her surprise
      they all went back to bed!
Así la Luna al fin partió
      y el Sol se alzó en el cielo.
Mas ¡qué sorpresa se llevó,
pues todos al salir el Sol
      a la cama se fueron!

“Aquí falta algo”, habrá dicho algún avisado. Habrá tenido razón. No sólo son extremadamente libres las imágenes elegidas en la traducción, sino que cayó en el olvido uno de los elementos más memorables de la canción: el Sol, en la Tierra Media (o sobre ella, para ser exactos) es de género femenino. La versión literal de La Comunidad del Anillo lo deja claro en el texto y la nota correspondiente:

La luna redonda rueda detrás de la colina,
mientras el sol levanta la cabeza,
y con ojos de fuego observa estupefacta*
que aunque es de día todos
volvieron a la cama.

* Para los Elfos (y los Hobbits) el sol es de género femenino.

Ilustración de Leslie Brooke para el libro The Nursery Rhyme Book, de Andrew Lang (1898)

La Variante Cervecera

Ana Leal y Ale González, allá por febrero de 1999, ya habían realizado una primera versión en la Lista Tolkien, un poco más desenvuelta que la impresa y que la original. Al igual que hicieron con su versión de Perry, apuntaron a los finales agudos. Hela aquí:

Hay un viejo, alegre mesón
      al pie de un monte gris;
cerveza allí tan negra dan
que el mismo Hombre Lunar bajó
      para un traguillo echar.

Tienen un gato borrachín
      que le daba al violín
y mueve el arco aquí y allá
agudo miau, grave runrún
      y al medio un aserrín.

Al perro chico del patrón
      las bromas le fascinan;
cuando el ambiente está fetén,
la oreja arrima sin pudor
      y ríe que se mea.

Hay una vaca allí también
      fina como una reina;
mas cuando le da el subidón
menea el rabo con pasión
      y danza por la yerba.

¡Los platos plateados son,
      de plata las cucharas!
Tienen un par dominical
que lavan con esmero gran-
      de el sábado a la cena.

Mucho bebió el Hombre Lunar;
      el gato da un tañido,
plato y cuchara danzan ya,
la vaca mil cabriolas da,
      se muerde el rabo el perro.

Otro traguillo el Hombre echó,
      cayó al suelo redondo.
Soñó con otra pinta más
hasta que el alba ya dejó
      pálidas las estrellas.
Al gato díjole el patrón:
      “Las yeguas de la Luna
las bridas se van a comer;
¡su dueño tiene un colocón
      y el sol va a levantarse!”

El gato toca un trantrantrán
      que a los muertos levanta;
maúlla y rasca muy veloz,
sacude al Hombre ya el patrón,
      “las tres,” dice, “han pasado”.

Colina arriba hacen rodar
      al Hombre hasta la Luna;
sus yeguas galopan detrás,
la vaca brinca sin parar,
      corren plato y cuchara.

Más presto aun canta el violín,
      el perro ladra fuerte;
la vaca de cabeza va,
saltan las gentes del diván
      y bailan por el suelo.

¡Cuando las cuerdas saltan -plong-,
      a la luna la vaca
brincó y el perro se mondó!
La vajilla dominical
      huyó con la del sábado.

La luna redonda se hundió
      y doña Sol asoma.
Dar crédito a sus ojos no
lograba, que de día es
      ¡y todos se acostaban!

Los Falathrim y el Doo-Wop

¿Y éstos? No son Haradrim, sino los Coasters, grupo vocal humorístico de mucho éxito en los años ’50 y ’60. En “(Ain’t that) Just Like Me” dedican una estrofa al gato, el violín y la vaca de marras. Otras estrofas de la canción, ni mejores ni peores, se refieren a Mary (had a little lamb) y a Humpty-dumpty, famosos habitantes de cuentos y rimas infantiles en inglés.




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